Levitación áspera, latir del viento;
un giro cromático y quedó sin aliento.
Estruendo, sonido y allí distinguido
en pasadas épocas, está sumergido.
Caen murmullos, cantos, reflejos
en patio terso, revuelto, disperso.
Se ve la garúa mojar con ternura;
la hamaca se mueve, no tiene mesura.
Al cabo de un tiempo se prende y se rompe
el espejo de pronto y vuelve a ser hombre.
Se ve en esa cama queriendo abatir,
no se lastima, decide partir.
Luciano Ezequiel Cabrera
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