miércoles, 10 de octubre de 2012

Intrincada caída

Y en un momento de desahogo brincó. Un condenado salto que lo llevó directo a su antiguo agujero. Para no ver más la realidad pasada que se vé reflejada en la otra persona. 
En la intimidad de su caída, sus ideas se peleaban, entrelazadas, amordazadas. Las suyas, y las recibidas de la que hoy portaba su pasado.Se veía ahí en esas palabras, en esas ideas.
No era capaz  ni quería privar al otro de lo que fue necesario para él; una soledad entre seres queridos, sin uno definido. 
La necesidad de sentir que uno tiene todo, que se tiene a uno. 
La necesidad de sentirse, con uno mismo, muy bien acompañado.
Saber y poder relatar todo lo que va a ocurrir. 
Sentirse ultrajado por no coincidir nuevamente en sus momentos.
Ver su pasado ahí todo integro, reflejado en ella, y a la vez saber que no es su pasado sino su presente que se regocija sonriendo de ver que a los golpes se crece. 
Su reflejo no va a regalarle ni compartir su "nuevo" futuro con él. Quizás no, no hasta que haya pasado un tiempo en que las cosas se emparejen y su pasado se vuelva presente y con las cosas así, alineadas se crucen nuevamente sus caminos. 


Luciano Ezequiel Cabrera

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